Hombres no deben mostrarse vulnerables.
La Habana, 31 jul. (IPS) – Tres
hombres que han sufrido y se sobreponen al dolor cuentan sus historias que
rompen con el mito y estereotipo de la masculinidad impenetrable e incapaz de
sentir miedos, inseguridades y angustias.
Los testimonios de José Raúl
Valdés, Juani Santos y Juan Nodarse son solo el pretexto utilizado por el Proyecto Palomas para realizar un
homenaje a la diversidad de hombres cubanos, a través del dosier audiovisual
“Macho, Varón, Masculino”.
“Yo tenía 10 años y sentí que
las caricias, la forma de tocarme, incluso de proponerme cosas, no era la
correcta”, inicia el recuento de su vida José Raúl Valdés, exmilitar de 42
años.
“Y creo que eso me hizo mucho
daño (…) No considero que ese suceso señaló o condujo a mi orientación
homosexual, pero en la mayoría de edad me di cuenta que había sido violado y
eso marca”, agrega.
Pero otras circunstancias fueron
igualmente complejas para Valdés. Estudió en una academia militar y se vio
obligado a esconder que era gay, “porque era prohibido ser cadete si se
descubría tu homosexualidad”, afirma.
Dice que su vida transcurrió “con
cierta normalidad” hasta que le diagnostican el virus de inmunodeficiencia
humana y tuvo que revelar su verdadera orientación sexual.
En ese momento estaba casado con
una mujer y su carrera militar iba en ascenso. “El 21 de junio del año 2001 me
informaron el diagnóstico y el día 23 me incorporé en una clínica por mis
propios medios”, subraya.
“Continuaron las justificaciones
por parte de ellos (superiores militares que le sugirieron dejar el ejército),
me comencé a sentir apartado y nunca más me vestí de militar”, expresa.
A su juicio, el cambio sirvió
para descubrir otras aristas de la realidad menos visibles.
“Me incorporé a las labores de
prevención de las enfermedades de trasmisión sexual, me vinculé a los debates,
a los lugares donde se escuchan opiniones diferentes y se aprecian otros
colores en la vida”, recuerda.
Ahora, cuando mira atrás, Valdés
asegura arrepentirse de pocas cosas, entre ellas “no haber disfrutado mi
orientación sexual a plenitud en la adolescencia y haber frustrado tantos
pasajes que hubieran sido hermosos”.
Sin embargo, en la actualidad
siente regocijo por contribuir con su testimonio y la labor de activismo a que
otras generaciones enfrenten menos tabúes y, en el futuro, hombres homosexuales
como él “quizás puedan ser militares, sin esconder su orientación”.
Otra historia de incomprensiones
y discriminaciones describe Juani Santos, obrero industrial de 65 años, quien
manifiesta haber vivido siempre en un cuerpo equivocado.
“Siempre usaba short, sin camisa
y sin zapatos, pero en el quinto grado me comenzaron a exigir que me pusieran
falda y yo me sentía varón”, revela.
Para Santos ha sido difícil
enfrentar la indiferencia de una parte de la familia por asumir una identidad
como hombre, pese a haber nacido con genitales de mujer.
“Incluso, tengo un hermano que
me ve y cruza la calle para no saludarme”, menciona.
Distinta por completo a las
otras dos historias de vida es la de Juan Nodarse, un ingeniero mecánico de 63
años.
“Realmente yo hablo de los daños
que me causé a mí mismo, porque nadie me ha perjudicado tanto en la vida como
Juan Nodarse”, exterioriza. “Yo tenía un amo que era el alcohol y me gustaba
ser su esclavo”, acota.
“Mi madre y mi esposa –refiere-
me hablaban del daño que me estaba haciendo la bebida, pero lo más triste fue
cuando mis hijas dijeron que sus amigas no querían venir a jugar a la casa
porque yo era un borracho”.
Hasta los 41 años Juan hizo
resistencia a darse cuenta de su enfermedad. Entonces comenzó un tratamiento
con resultados que cambiaron su vida y la de la familia.
“Hace 21 años que no le hecho
vino seco a la comida, participo en fiestas, bailes, y me divierto sin alcohol.
Ahora mis hijas me valoran”, dice.
“De mi gran dolor –asevera-
saqué una victoria (…), aunque sé que hay huellas irreversibles”.
Realizado desde una perspectiva
antropológica, el dosier audiovisual propone además una galería de imágenes e
incluye el libro homónimo del historiador Julio César González Pagés.
La documentalista Ingrid León
coordinó la realización, con el apoyo de Claudio Garzer en la producción
general y las entrevistas realizadas por Lizette Vila, directora del Proyecto
Palomas.
La presentación de la obra está
prevista para el venidero mes de septiembre, antesala de las actividades por el
Día Internacional del Hombre (19 de noviembre), instituido en 2009 por Naciones
Unidas. (2015)
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