La masculinidad en los medios de comunicación: apuntes sobre un debate.
Por Jimena Codina González.
El VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba asumió, entre sus tantos acuerdos, el de fomentar los debates sobre temas que en la actualidad afectan el desarrollo intelectual, ideológico y formativo de nuestra sociedad. Con éste propósito, el jueves 5 de junio de 2008, la Sección de Crítica e Investigación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC, abrió su espacio Foro de Reflexión en la Sala Nicolás Guillén de dicha institución, al análisis del reflejo de la masculinidad en los medios de comunicación, haciendo especial énfasis en el tratamiento de la homosexualidad.
Con la guía de Teresa Valdés, Master en Ciencias de la Comunicación, y el acompañamiento del Lic. Andrey Hernández, coordinador nacional de capacitación-investigación del Proyecto HSH[1] del Centro de Prevención de VIH-SIDA, la intervención especializada del Dr. Julio César González Pagés, coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades comenzó señalando las distorsiones que concurren en los medios de comunicación respecto a los conceptos de masculinidad, metrosexualidad y homosexualidad, distorsiones que no hacen sino generar confusión en la sociedad actual, profundamente supeditada a dichos medios, sobre todo a la televisión, el más masivo de ellos. La malentendida significación de la masculinidad termina con la clara concepción de que la masculinidad está presente en todos los temas y que por tanto incumbe a todos. Si existen mujeres que sin ser lesbianas desarrollan un modelo de masculinidad; si se conjugan en su investigación lenguaje, raza, música, literatura, y todas las variables que competen a los hombres; es válido lo que aportemos todos desde nuestro conocimiento al tema de la masculinidad, aún está en construcción, y que en Cuba sufre la carencia de profundidad en áreas de vital importancia para su estudio como lo son la antropología, la antropología de género y la sociología.
La indiferencia hacia el tratamiento de la masculinidad por parte de muchas instituciones, ha sido combatida desde los años noventa con la apertura de estudios relacionados a éste tema. Dichos estudios, establecidos en la Universidad de La Habana fundamentalmente, y entre los cuales es referencia obligada el libro “La nación sexuada” de Abel Sierra Madero; se han enriquecido notablemente con el trabajo de otras generaciones que, dentro de las ciencias sociales, abordan los estereotipos de masculinidades en la prensa, la música y la literatura de nuestro país. De esta manera se ha dado paso a lo que constituye una necesidad palpitante: la evolución en el pensamiento y en el debate sobre la masculinidad, un proceso que debe ser lógico y natural.
Los medios de comunicación se proponen responder a ésta evolución mediante la realización de telenovelas que muestran masculinidad y homosexualidad como importantes problemáticas en nuestra sociedad. El Dr. Julio César González Pagés repara en la evidencia que de esto es la telenovela cubana Oh, La Habana!, donde uno de los conflictos lo constituye la relación entre los hombres y el dinero, dada por la condición que tiene el hombre de ser el principal proveedor económico en la sociedad.
Teresa Valdés, moderadora del foro, indica que en Cuba existe una contradicción respecto a esto, pues aunque hemos establecido entre hombres y mujeres una equidad jurídica, política, económica y social, ni ha sido así en el lenguaje, lo cual afecta a hombres y mujeres, pues coloca al hombre en una situación trascendente, excluyente y a la mujer la invisibiliza, por lo que induce a adquirir el lenguaje de equidad.
La mediación del Lic. Andrey Hernández, estuvo orientada principalmente hacia la divulgación del propósito que tiene el Proyecto HSH del Centro de Prevención de VIH-SIDA. Él, como coordinador nacional de capacitación e investigación de dicho proyecto, expone que el enfoque social y cultural del mismo se vincula al enfoque epidemiológico; y denuncia los estereotipos homosexuales que muestran los medios de comunicación, principalmente la televisión; estereotipos que considera fuente y reflejo de injusticia y discriminación.
Sin embargo, como destacó el Dr. Julio César González Pagés, resulta igualmente injusto dar a la televisión toda la responsabilidad en el tratamiento de la homosexualidad y la masculinidad, pues es en la sociedad donde se construyen éstas nociones y somos nosotros quienes las construimos.
La televisión, como todos los medios de comunicación, no es sino reflejo de la inevitable subjetividad de sus realizadores y sobre todo de lo que acontece en la nuestra cotidianidad. Entonces, la realidad de un entendimiento superficial de la homosexualidad, hace imperiosa la presencia en los medios de comunicación de homosexuales, no como objetos de una problemática social, cultural, intelectual, sino como exponentes primarios que asumen una militancia en favor de su condición.
Más allá del panel entendido en el tema, el debate entorno al tratamiento de la masculinidad y la homosexualidad en los medios de comunicación, comienza con la intervención de Tania Alarcón Manzano, Asesora de la Programación para Niños y Jóvenes y del programa El Triángulo de la Confianza, quien se refiere primeramente al hecho de que existen otras problemáticas en la contemporaneidad, ajenas a la sexualidad, problemáticas también emotivas y sociales, y que al igual que la sexualidad, merecen enfoques más ricos y humanos. Tania Alarcón Manzano apunta que existe dentro de la televisión, como institución, un importante debate sobre el manejo de los conflictos sociales, entre los que se encuentra la homosexualidad, lo cual subraya el interés de la televisión en la colaboración con el Proyecto HSH del Centro de Prevención de VIH-SIDA, con el que han estado trabajando durante muchos años.
Una vez más es irrefutable la idea de que los obstáculos hacia una correcta comprensión de la homosexualidad y la masculinidad no tiene que superarlos solamente la televisión y los demás medios de comunicación, sino también el Estado, la sociedad, nosotros mismos.
A éste criterio se une Pedro Emilio Mora, investigador del Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan Marinello vinculado a la televisión y la prensa, quien además de agradecer la presencia de estudiosos de los temas abordados en los foros de reflexión, exhorta a que seamos críticos no ante lo que tenemos sino ante lo que no tenemos; y lo que no tenemos es una perspectiva amplia y verdadera de la homosexualidad, vista como un conflicto emocional que no debe minimizarse a un problema en la orientación sexual. Esta crítica debe ser capaz de conducirnos a profundizar en la apertura que precisa el país, donde la diversidad en todo su efecto debe ser sobre atendida en la televisión con el poder que la imagen tiene socialmente, y alejada del didactismo infértil.
La apertura significa inevitablemente el rompimiento de moldes, de esquemas, a lo que se refirió la periodista Gisela Arandia, y éste rompimiento no hace sino impulsar al análisis dentro de las ciencias sociales, en muchas dimensiones, un análisis que demanda inmediatez dentro de la dinámica del mundo en que vivimos y para el cual sí estamos capacitados.
El espacio del Foro de Reflexión estuvo enriquecido con la presentación de la novela El dulce amargo de la desesperación, a cargo de su autor Emilio Comas Paret, quien negó con plena sinceridad la intención de un enfoque feminista en su novela aunque muchos lectores e intelectuales lo sintieran así. Él clasifica éste trabajo suyo como una tragicomedia, género que le sirve más que de etiqueta, de herramienta, para ahondar en aspectos de la vida del hombre que lo llevan a la reflexión más desgarradora. La crisis que experimenta el hombre por la pérdida de la erección como condición de virilidad, no es sólo la esencia de la trama que construye el escritor, ésa perdida es, en sí misma, el dulce amargo de la desesperación, el cual conduce al protagonista de la historia a un replanteamiento de su masculinidad, de su ideología, de su vida. La narración goza de pasajes reales y de ser contada en primera persona, lo cual consolida la identificación con el lector y la aceptación de los más jóvenes.
[1] Hombres que tienen sexo con otros hombres.
El VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba asumió, entre sus tantos acuerdos, el de fomentar los debates sobre temas que en la actualidad afectan el desarrollo intelectual, ideológico y formativo de nuestra sociedad. Con éste propósito, el jueves 5 de junio de 2008, la Sección de Crítica e Investigación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC, abrió su espacio Foro de Reflexión en la Sala Nicolás Guillén de dicha institución, al análisis del reflejo de la masculinidad en los medios de comunicación, haciendo especial énfasis en el tratamiento de la homosexualidad.
Con la guía de Teresa Valdés, Master en Ciencias de la Comunicación, y el acompañamiento del Lic. Andrey Hernández, coordinador nacional de capacitación-investigación del Proyecto HSH[1] del Centro de Prevención de VIH-SIDA, la intervención especializada del Dr. Julio César González Pagés, coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades comenzó señalando las distorsiones que concurren en los medios de comunicación respecto a los conceptos de masculinidad, metrosexualidad y homosexualidad, distorsiones que no hacen sino generar confusión en la sociedad actual, profundamente supeditada a dichos medios, sobre todo a la televisión, el más masivo de ellos. La malentendida significación de la masculinidad termina con la clara concepción de que la masculinidad está presente en todos los temas y que por tanto incumbe a todos. Si existen mujeres que sin ser lesbianas desarrollan un modelo de masculinidad; si se conjugan en su investigación lenguaje, raza, música, literatura, y todas las variables que competen a los hombres; es válido lo que aportemos todos desde nuestro conocimiento al tema de la masculinidad, aún está en construcción, y que en Cuba sufre la carencia de profundidad en áreas de vital importancia para su estudio como lo son la antropología, la antropología de género y la sociología.
La indiferencia hacia el tratamiento de la masculinidad por parte de muchas instituciones, ha sido combatida desde los años noventa con la apertura de estudios relacionados a éste tema. Dichos estudios, establecidos en la Universidad de La Habana fundamentalmente, y entre los cuales es referencia obligada el libro “La nación sexuada” de Abel Sierra Madero; se han enriquecido notablemente con el trabajo de otras generaciones que, dentro de las ciencias sociales, abordan los estereotipos de masculinidades en la prensa, la música y la literatura de nuestro país. De esta manera se ha dado paso a lo que constituye una necesidad palpitante: la evolución en el pensamiento y en el debate sobre la masculinidad, un proceso que debe ser lógico y natural.
Los medios de comunicación se proponen responder a ésta evolución mediante la realización de telenovelas que muestran masculinidad y homosexualidad como importantes problemáticas en nuestra sociedad. El Dr. Julio César González Pagés repara en la evidencia que de esto es la telenovela cubana Oh, La Habana!, donde uno de los conflictos lo constituye la relación entre los hombres y el dinero, dada por la condición que tiene el hombre de ser el principal proveedor económico en la sociedad.
Teresa Valdés, moderadora del foro, indica que en Cuba existe una contradicción respecto a esto, pues aunque hemos establecido entre hombres y mujeres una equidad jurídica, política, económica y social, ni ha sido así en el lenguaje, lo cual afecta a hombres y mujeres, pues coloca al hombre en una situación trascendente, excluyente y a la mujer la invisibiliza, por lo que induce a adquirir el lenguaje de equidad.
La mediación del Lic. Andrey Hernández, estuvo orientada principalmente hacia la divulgación del propósito que tiene el Proyecto HSH del Centro de Prevención de VIH-SIDA. Él, como coordinador nacional de capacitación e investigación de dicho proyecto, expone que el enfoque social y cultural del mismo se vincula al enfoque epidemiológico; y denuncia los estereotipos homosexuales que muestran los medios de comunicación, principalmente la televisión; estereotipos que considera fuente y reflejo de injusticia y discriminación.
Sin embargo, como destacó el Dr. Julio César González Pagés, resulta igualmente injusto dar a la televisión toda la responsabilidad en el tratamiento de la homosexualidad y la masculinidad, pues es en la sociedad donde se construyen éstas nociones y somos nosotros quienes las construimos.
La televisión, como todos los medios de comunicación, no es sino reflejo de la inevitable subjetividad de sus realizadores y sobre todo de lo que acontece en la nuestra cotidianidad. Entonces, la realidad de un entendimiento superficial de la homosexualidad, hace imperiosa la presencia en los medios de comunicación de homosexuales, no como objetos de una problemática social, cultural, intelectual, sino como exponentes primarios que asumen una militancia en favor de su condición.
Más allá del panel entendido en el tema, el debate entorno al tratamiento de la masculinidad y la homosexualidad en los medios de comunicación, comienza con la intervención de Tania Alarcón Manzano, Asesora de la Programación para Niños y Jóvenes y del programa El Triángulo de la Confianza, quien se refiere primeramente al hecho de que existen otras problemáticas en la contemporaneidad, ajenas a la sexualidad, problemáticas también emotivas y sociales, y que al igual que la sexualidad, merecen enfoques más ricos y humanos. Tania Alarcón Manzano apunta que existe dentro de la televisión, como institución, un importante debate sobre el manejo de los conflictos sociales, entre los que se encuentra la homosexualidad, lo cual subraya el interés de la televisión en la colaboración con el Proyecto HSH del Centro de Prevención de VIH-SIDA, con el que han estado trabajando durante muchos años.
Una vez más es irrefutable la idea de que los obstáculos hacia una correcta comprensión de la homosexualidad y la masculinidad no tiene que superarlos solamente la televisión y los demás medios de comunicación, sino también el Estado, la sociedad, nosotros mismos.
A éste criterio se une Pedro Emilio Mora, investigador del Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan Marinello vinculado a la televisión y la prensa, quien además de agradecer la presencia de estudiosos de los temas abordados en los foros de reflexión, exhorta a que seamos críticos no ante lo que tenemos sino ante lo que no tenemos; y lo que no tenemos es una perspectiva amplia y verdadera de la homosexualidad, vista como un conflicto emocional que no debe minimizarse a un problema en la orientación sexual. Esta crítica debe ser capaz de conducirnos a profundizar en la apertura que precisa el país, donde la diversidad en todo su efecto debe ser sobre atendida en la televisión con el poder que la imagen tiene socialmente, y alejada del didactismo infértil.
La apertura significa inevitablemente el rompimiento de moldes, de esquemas, a lo que se refirió la periodista Gisela Arandia, y éste rompimiento no hace sino impulsar al análisis dentro de las ciencias sociales, en muchas dimensiones, un análisis que demanda inmediatez dentro de la dinámica del mundo en que vivimos y para el cual sí estamos capacitados.
El espacio del Foro de Reflexión estuvo enriquecido con la presentación de la novela El dulce amargo de la desesperación, a cargo de su autor Emilio Comas Paret, quien negó con plena sinceridad la intención de un enfoque feminista en su novela aunque muchos lectores e intelectuales lo sintieran así. Él clasifica éste trabajo suyo como una tragicomedia, género que le sirve más que de etiqueta, de herramienta, para ahondar en aspectos de la vida del hombre que lo llevan a la reflexión más desgarradora. La crisis que experimenta el hombre por la pérdida de la erección como condición de virilidad, no es sólo la esencia de la trama que construye el escritor, ésa perdida es, en sí misma, el dulce amargo de la desesperación, el cual conduce al protagonista de la historia a un replanteamiento de su masculinidad, de su ideología, de su vida. La narración goza de pasajes reales y de ser contada en primera persona, lo cual consolida la identificación con el lector y la aceptación de los más jóvenes.
[1] Hombres que tienen sexo con otros hombres.
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