Palabras de presentación de Julio César González Pagés al libro "Mírame así. Habaneras y guajiros de Servando Cabrera" de las autoras Neida Peñalver y Rosemary Rodríguez
Miércoles, 27 de septiembre.
Museo Nacional de Bellas Artes.
Hora: 3.00 p.m
Mirar desde los ojos y el arte de uno
de los artistas plásticos más fecundos de esta nación es un verdadero
privilegio. Servando Cabrera Moreno
vivió poco e hizo mucho por mostrar un arte inquieto lleno de observaciones
diversas para cualquier época de la vida de nuestro país. Las figuras
protagónicas de la nueva iconografía revolucionaria con el pueblo y las masas
populares emergen en sus lienzos con campesinos, mujeres jóvenes, milicianos y
gentes sencillas que son mostradas como personas fuertes, sensuales, vigorosas
y de una visualidad exquisita.
Esta visualidad me acompaña en mi
apartamento habanero en forma de torsos de hombres, mujeres, y vitrales de colores que recuerda un
calidoscopio mágico. Cuando comenzaba a trabajar los estudios de género hace 30
años atrás su arte me abrió muchas interrogantes del tratamiento que se le
había dado a los hombres y mujeres en el periodo revolucionario.
En la obra de Servando las mujeres alcanzan muchos entornos
heroicos y épicos pero todos relacionados con una cubanía muy cercana a
su patria más chica que fue la Habana y sus habaneras como mujeres comunes y
vitales.
Los hombres representados en su obra
con una amplia gama de campesinos y
milicianos son mostrados como personas vivas llenas de sensualidad y erotismo.
Por esa razón en el año 2005 pedimos al Museo Servando Cabrera que nos cediera
unas de las imágenes de su obra para el Primer foro de Masculinidades y
Sexualidad que surgió en Cuba en el año 2005 en el Centro Nacional de Educación
Sexual CENESEX que tuve el privilegio de coordinar.
Es ese mismo año una joven
investigadora se integra a este grupo para trabajar las masculinidades y
sexualidad de los hombres cubanos. Ella se llama Neida Peñalver Díaz que junto
a Rosemary Rodríguez Cruz son las autoras que nos convocan hoy a la presentación
del libro "Mírame así. Habaneras y
guajiros de Servando Cabrera"
Desde que tuve el privilegio de ser
invitado a presentarlo y la oportunidad de leerlo me han dado muchos deseos de
seguir leyendo y sabiendo sobre la obra de Cabrera Moreno. El libro es una
especie de “Trampa” para que los lectores y lectoras quedemos atrapados para
siempre en ese mundo que pudiera parecer específico pero que para nada lo es la
obra de este artista.
La actual Directora del Museo,
principal promotor de su obra, Lourdes Álvarez Betancourt abre las miradas de
este viaje con una introducción titulada
“Un artista de pasiones humanas” donde nos ubica la obra y vida de Cabrera y su
relación con una de las temáticas del
libro que son los “guajiros”. Ella define muy bien el recorrido de estos
hombres cuando expresa:
“Su preocupación por temáticas
sociales lo condujo posteriormente a representar carboneros, que en la década
del 60 se convirtieron en guajiros, en milicianos, en macheteros. Incursiona
luego en la violencia del expresionismo intenta exponer obras eróticas que no
son comprendidas ni aceptadas por varios
años. Ante la realidad de esta larga censura vuelve a retomar la figura de
rostros guerrilleros, “guajiros” y “habaneras” sin renunciar nunca a su
producción erótica y homoerotica, hoy considerada su serie mas transcendente.”
Álvarez Betancourt define al artista
como una figura aislada dentro de la plástica cubana, un paseante solitario alejado
de los esquemas y generaciones preestablecidas para definir su obra.
Con los “Apuntes biográficos” la investigadora Claudia González Machado
realiza una apretada síntesis del recorrido solitario de un hombre empeñado en
reflejar las masas de una sociedad que apostaba hacia un hombre y una mujer
nueva que chocaba de frente con su diversidad sensual y sexual. Notas,
curriculares, exposiciones y su influencia como profesor en artistas como
Nelson Domínguez, Choco, Tomas Sánchez, Garcia Peña y Frometa nos recuerdan que
en su viaje sembró arte y artistas para las generaciones futuras de la plástica
cubana más allá de las Injustas censuras, preceptos homofóbicos y enfermedades cardiacas que apagaron su vida.
El “Viaje
con Servando” de la ensayista y critica Graciela Pogolotti nos trae una
nostalgia por una época de acercamiento entre las culturas del llamado campo
socialista que en sus palabras era
más heterogéneo por tradición cultura e historia de lo que se pudieran
imaginar.
De este viaje sale una de las facetas
menos comentada de la vida de Servando como coleccionista y promotor del arte
popular y sus artesanías que aparecen en este texto fotografiadas y resaltadas
en una diversidad que habla de la curiosidad sin límites de este artista.
En una valoración de Pogolotti:
“Al nacer Servando, las hadas dejaron junto a
su cuna dones preciosos. El talento artístico, la capacidad de entregar su
capacidad primordial y, sobre todo, lo que los franceses califican como
grandeza del alma. Se mantuvo por encima de la mezquindad en su modo de valorar
la obra de otros. Como sucede por tradición
milenaria entre músicos y artistas de la plástica -hombres de taller- ,
disfruto del placer de trasmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones”
“Un
hombre, una mujer, una ciudad”
de Rosemary Rodríguez Cruz nos lleva a
Servando a la ciudad donde vivió y murió: La Habana. Sus vivencias humanas por calles
y barrios populares como Obispo y Marianao explican su contacto directo con una
población viva de hombres y mujeres
En opinión de Rodríguez Cruz a su
ciudad natal dedicó una de sus más gustadas y controversiales series “Las
habaneras” retratos anónimos de esas mujeres que habitan y caminan con un
movimiento característico. Los nombres de calles en su obra nos llevan a un
recorrido por Rastro, Basarrate, Campanario y muchas otras más.
En la década del 70 la obra de
Servando se llena de mujeres habaneras, al igual que los retratos de Flora de
Portocarrero. Sin dudas que el contexto fue un motivo importante ya que esta
década fue vital para el debate de los derechos de las mujeres cubanas
reflejadas en el Código de Familia primer plan de igualdad de oportunidades
aprobado en Hispanoamérica.
Retratos de su madre, tía y la inspiración
de su obra en carteles del cine como el Retrato de Teresa, inmortalizado en la figura
de la actriz Daysi Granados, dejan un paso humano real sobre personas y
personajes que lo habitaron a él como en el siglo XIX lo hicieron otros
retratistas.
Las
habaneras y guajiros ¿arte de resistencia? de la investigadora e historiadora Neida Peñalver Díaz anuncian su experticia de género al darle una visión
propia de estas pesquisas donde la relación de lo femenino y masculino gana en
protagonismo.
Los guajiros de Servando son símbolos de esta
masculinidad revolucionaria representadas por el mito del hombre nuevo que
aunque cambio paradigmas sociales, fue víctima de una cultura machista que
reproduce códigos discriminatorios.
Peñalver Díaz valora que los estudios recientes de masculinidades
reconocen el no cambio en los hombres en una especie de “liberación masculina”
algo que si sucedió entre las mujeres. Neida afirma:
Pero
sobre todo hay en Servando un arte de
contenido que no es casual, sino estudiado, y que evoluciono a través de sus
diferentes facetas creativas. Los rostros andróginos de sus guajiros pueden
resultar un desafío a esa normativa estética que se asocio en los años 70 a la
masculinidad-por los menos en las interpretaciones formales. Puede ser también
una manera de visibilizar la diversidad en su sentido más amplio: sexual,
física, existencial. Hay quizás una mirada de futuro en ellos. Cabría
preguntarse si el artista tuvo conciencia plena hasta donde llegarían los
significados de su pintura.
La presentación del libro "Mírame así. Habaneras y guajiros de
Servando Cabrera" nos convida a releer y ver nuevamente la obra del
artista en un texto cuidadosamente presentado
con una selección de obras, fotos y textos de lujo.
Gracias a todas las personas que
hicieron posible este sueño que es devolvernos a Servando Cabrera muy cerca de
este sitio donde estamos caminado por la Calle Obispo mirando y soñando con habaneras
y guajiros.
Muchas gracias
Julio
César González Pagés
La
Habana, 26 de septiembre del 2017
Labels: julio cesar gonzalez pages
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