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Saturday, October 31, 2015

VIH y masculinidades en Cuba



 Por Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA. — El modelo hegemónico de masculinidad limita la asunción de conductas sexuales saludables, lo cual es determinante hoy en la cruda realidad de que ocho de cada diez personas con VIH en Cuba sean hombres.
De igual manera, las prácticas sexuales, en condiciones de riesgo a partir de tabúes y actitudes discriminatorias, deciden en la alta incidencia de otras infecciones de transmisión sexual (ITS) como la sífilis o la hepatitis C, porque resulta difícil conveniar el uso del condón.
Tal mensaje fue ratificado en la más reciente edición del Simposio de Masculinidad y VIH, espacio que desde 2003 propicia el intercambio multidisciplinario y la actualización científica sobre estos temas desde conceptos como el respeto a la diversidad, la inclusión, la convivencia sin discriminación y la responsabilidad individual.
Con la participación de más de un centenar de investigadores y promotores de todo el país y delegados de México y Argentina, la cita se reafirmó como una vitrina para la exposición de resultados en torno al análisis de problemáticas de índole socio-psicológicas que repercuten en la salud sexual masculina y la prevención de las ITS y el VIH/sida, de las que ya se derivan estrategias concretas en función de reducir vulnerabilidades.

Masculinidad y salud

Hoy el mayor número de personas con VIH son hombres de entre 40 y 50 años, o más, grupo etáreo cuyos patrones culturales limitan la práctica del sexo seguro. Sin embargo, la labor preventiva hasta ahora se ha centrado en adolescentes y jóvenes.
Para el doctor Carlos Cortés, asesor técnico principal de los proyectos del VIH en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el concepto de masculinidad está en la base de la respuesta al VIH. Aún se discrimina a personas que lo padecen. Cortés elogió los resultados de Cuba en la atención a estos grupos, especialmente de los hombres que tienen sexo con otros hombres y la comunidad transgénero. Aunque seguimos siendo una de las naciones con menor prevalencia del VIH/sida en América Latina, insistió en que todavía hace falta mucha educación para enfrentar flagelos como el machismo y la violencia de género, que dificulta la protección dentro y fuera de parejas estables.
Por eso la doctora María Dolores Malfrán García, jefa del Departamento Provincial de Promoción y Control de las ITS y el VIH/sida en esta provincia, insiste en que trabajar esta temática implica no encerrarse en analizar un género o la homosexualidad, sino conectarse con las familias, enseñarles a no forzar estereotipos, a aceptar y apoyar el desarrollo individual de cada miembro, modular o corregir comportamientos que provoquen riesgos para la salud y reorientar a niños, jóvenes y adolescentes.

Promotores de vida

Dedicado esta vez al medio milenio de la fundación de la otrora villa santiaguera, la XII edición del Simposio de Masculinidad y VIH resultó tribuna para reconocer el trabajo de promotores de salud orientados hacia diferentes segmentos poblacionales, y que en Santiago de Cuba forman un ejército de más de mil voluntarios por la vida.
La psicóloga Lilian Rosa Burgos opinó: «Los promotores deben laborar en la formación de valores, el comportamiento y la información, incorporando a los padres, la comunidad y la escuela. Además, aportan nuevas miradas a la investigación y la participación, han de desarrollar potencialidades que minimicen las conductas de riesgo y  promover afectos, cultura de paz y democracia para lograr en las nuevas generaciones el autoconocimiento y una autoestima adecuada».
En el contexto del evento se realizó un homenaje a activistas que, voluntariamente y no sin pocos obstáculos, han dado vida durante los últimos 15 años al proyecto de prevención Hombres que tienen Sexo con otros Hombres (HSH-Cuba), asociación de personas no heterosexuales que, como parte de la sociedad civil, han desplegado una intensa y reconocida labor preventiva y de promoción en pos del logro de una sexualidad saludable en este grupo y el reconocimiento de sus derechos sexuales y reproductivos.
El trabajo diferenciado permite llevar el mensaje de salud persona a persona, algo vital en la prevención con los HSH, víctimas y victimarios de conductas violentas que ponen en riesgo su calidad de vida, explicó el máster en ciencias Gustavo Valdés Pi, coordinador nacional del Proyecto.
El evento deja como asignaturas pendientes la necesidad de multiplicar lo aprendido y trabajar sin descanso por desterrar comportamientos de riesgo entre los grupos vulnerables al VIH/sida, como aquellos a los que resulta difícil acercarse por sus características sicosociales.
La creación de estrategias para disminuir la discriminación hacia las personas transexuales, la sensibilización de aquellos actores sociales que generan rechazo hacia segmentos poblacionales con una orientación sexual diferente; la aceptación de la metrosexualidad como preferencia estética de moda y la formación de valores que contrarresten la violencia de pareja, están entre los caminos trazados por la cita santiaguera, en pos de una mayor calidad de una vida para la sociedad en general.

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