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Sunday, October 25, 2009

Mujer y Empleo en América Latina

Por Yudania Massip García

La crisis económica actual ofrece nuevas dificultades al mercado de la fuerza laboral. La casi totalidad de los gobiernos no tienen posibilidades de responder ante tan grande ejército de desempleados en todas las esferas productivas; y eso en aquellos donde existe un verdadero interés por ofrecer desde arriba soluciones a tan acuciante problema, cuyo número no es francamente considerable. Muchos de los programas no exceden los marcos de la propaganda electoral y su efectiva aplicación nunca llega. Por otra parte las políticas económicas llamadas a palear la crisis, entiéndanse las políticas de estabilización y expansión económica, son por regla general incompatibles con políticas de empleo coherentes y aplicables. La propia naturaleza de la economía latinoamericana con su amplia dependencia del mercado externo inserta en un ámbito internacional donde la globalización es el principio rector de la economía amplía tanto el déficit e empleo como la segregación por género dentro del mismo.
La mujer viene a ser el sujeto productivo que recibe los daños más considerables. En esto inciden tanto cuestiones económicas como problemas sociales que han aumentado en los últimos tiempos como el crecimiento el número de mujeres que son el único sostén del hogar. Ante lo imperativo de buscar trabajo el abandono de la educación en niveles tempranos crece continuamente por lo que la calificación como fuerza de trabajo disminuye y por tanto también la capacidad de acceder a algunas fuentes de empleo. A esto contribuye también el elevado papel de la tecnología en la mayoría de las ramas productivas sobre todo por su carácter continuamente cambiante que hace que los conocimientos adquiridos sean obsoletos en un escaso margen de tiempo.
En Latinoamérica se han operado cambios en los principales renglones económicos de acuerdo a los vaivenes de la demanda del mercado mundial y muchas empresas se han ampliado a paquetes completos de producción, que por su rigor favorecen a los empleados masculinos con carácter preferente. El problema en las mujeres influye fundamentalmente en aquellas de las capas más pobres para las cuales su escasa calificación y el alto índice de fecundidad anulan muchas posibilidades de trabajo en tanto que la maternidad es una carga para el empresario que pierde tiempo de trabajo real y dinero. Por desgracia son estas mismas mujeres quienes por su posición en la economía del hogar más necesitan de cualquier tipo de trabajo de ahí que se empleen con mucha frecuencia en los distintos sectores de la economía informal. Se colocan como empleadas domésticas, vendedoras ambulantes y otros pequeños trabajos que en suma no ofrecen el mínimo de seguridad laboral. Para las féminas que poseen algún tipo de recurso la economía informal es también una opción y es común encontrase a esta mujeres emprendedoras vinculadas al sector del turismo en las ramas de la gastronomía y del comercio de artículos artesanales.
Uno de los principales peligros que ofrecen los distintos tipos de empleo emergentes es la debilidad del movimiento trabajador, traducido en el bajo índice de sindicalización. Esto dificulta la lucha por las conquistas desde el movimiento obrero.
Otra de las salidas a la situación de la oferta de empleo es la migración hacia países con mayores índices económicos con la esperanza de mejores posibilidades. El efecto positivo viene a ser la entrada de remesas que recibe el país de origen mientras que los efectos negativos son cuantiosos en el orden moral y personal por la calidad de los empleos que se encuentran y por la separación familiar.
En el aspecto psicológico la carencia de empleo deja también su huella. Patologías psicológicas nerviosas como la depresión, la pérdida de autoestima y las fármaco -dependencias son preocupaciones diarias para muchas familias, desestabilizadas por la incapacidad de algunos de sus miembros de mantener su rol tradicional. El índice de suicidio aumenta en muchos países latinoamericanos en tiempos de crisis. También aumentan la delincuencia, la prostitución, el tráfico y afectan sobre todo a los más jóvenes, que se ven abocados a la necesidad de buscar trabajo y abandonar los estudios tempranamente.










Bibliografía:

-Fernández Pacheco, Janina. La cohesión social, las mujeres trabajadoras, el empleo y los ingresos. Disponible en: www.Fundacióncarolina.com
-Jimenez Guzmán, María Lucero. Crisis económica: efectos diferenciados entre hombres y mujeres. Junio 2009.
-Renzi, María Rosa. Género y trasformaciones del mercado de trabajo. . Disponible en: www.Fundacióncarolina.com

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