Orlando “el Fenómeno” Cruz: la osadía de unos puños rosa.
Orlando Cruz, boxeador boricua
Por: Daniel Alejandro Fernández
González.
Casi doce meses han pasado desde
que el púgil puertorriqueño Orlando Cruz declaró abiertamente su
homosexualidad. “Tamaño atrevimiento” tuvo que estar sustentado en una fuerte
convicción de lo que podía representar para millones de personas esa decisión.
Era un ataque frontal contra las concepciones culturales y simbólicas de un
espacio históricamente habitado por “verdaderos machos”, y hecho solo para
ellos. El revuelo en el mundillo del boxeo rentado fue inmediato. Las
reacciones parecieron ubicarse en ambas esquinas de un ring, opuestas por
completo. De much@s recibió todo el apoyo, aplaudieron su coraje y se mostraron
dispuestos a acompañarlo en esta feroz batalla que tendría por delante. Sin
dudas, esta iba a ser su pelea de mayor trascendencia y también la más extensa.
Del otro lado no hubo paz, la
sucesión de ataques homofóbicos y comentarios discriminatorios fue constante.
La mayoría de sus adversarios formaban parte de ese masivo club de “machos,
varones, masculinos” dispuestos a no ceder un centímetro de hegemonía en estos
espacios que aún conservan como supuestos nichos de virilidad, hombría y
violencia justificada. “Ya bastante nos han quitado las mujeres y los gays en
todos lados” - parecían decir- en medio de su alboroto. El Fenómeno Cruz, que había
debutado como profesional en el 2000, tras participar en los olímpicos de
Sidney, respondió con un mayor compromiso. Identificada con su valentía, la
comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y transgéneros), lo
acogió como un líder en su lucha por deshacer inequidades y exclusiones,
llegando incluso a exaltarlo al Salón de la Fama Gay del Deporte junto a ídolos
atléticos como Martina Navratilova y Gregg Lugannis. Su “osadía” fue in
crescendo al igual que su motivación, sobre todo después que se pactara la
pelea por el título pluma vacante de la Organización Mundial de Boxeo, en la
que enfrentaría al mexicano Orlando Salido.
Era su oportunidad de
convertirse en el primer campeón universal de la historia que reconocía ser gay
mientras estaba activo. En agosto de este año publicó un video en Facebook
pidiéndole matrimonio a su pareja. Más tarde se ganó nuevos enemig@s cuando
presentó la vestimenta con que pelearía por el cinturón de las 126 libras. El
diseño aludía a la enseña nacional boricua, pero utilizando los colores de la
bandera que representa a la LGBT. Llegó a ser acusado de antipatriota, aunque
al unísono se levantaron miles de voces a su favor, como la de su compatriota
René Pérez (Calle 13) que escribió este mensaje en las redes sociales horas
antes del combate: “Hay que ser bravo de verdad pa salir con la bandera LGBT
antes de boxear, rodeao por un público macharrán. Ya @ElFenomenoCruz es un
campeón”. No fue todo, decidió seguir “burlándose” de los conceptos de la
hegemonía masculina y anunció además que subiría al ring con guantes rosados.
La causa: llamar la atención sobre la necesidad de prevenir y luchar contra el
cáncer de mama. “Es un muchacho digno de admirar por su valentía, por su
decisión de buscar la felicidad personal en un mundo que por lo general no
perdona a aquellos que intentan salir de lo que supuestamente es considerado
normal. Mis respetos para él.”
Estas palabras resumen lo
expresado por varios atletas cubanos que no quisieron permanecer ajenos a la
vorágine de comentarios desatada en las redes sociales. Entre ellos el ex
baloncestista capitalino Leopoldo Vásquez, la pertiguista Dayli Caballero y la
medallista de oro olímpica Yurisel Laborde. Llegó el día. Su pelea contra
Salido, como parte del cartel efectuado en el Thomas and Mack
Center de Las Vegas. El combate era la previa perfecta para el gran duelo
Márquez-Bradley en las 147 libras. El Fenómeno no pudo cumplir su sueño de
ganar el título mundial de su división. Fue superado por el mexicano que le
recetó un fulminante Ko al minuto y cinco segundos del 7mo asalto.
En ese instante la votación de
los jueces reflejaba un 59-55, 59-55 y 58-56 en su contra, solo en el 5to round
se había visto algo superior a su rival. La reacción de los “súper machos”,
ante la derrota de Cruz, fue fiel reflejo de la sensación de amenaza sentida en
un terreno considerado privativo de ellos. Dieron rienda suelta a todo tipo de
burlas y ataques discriminatorios en Twitter, Facebook y cuanto espacio
encontraron. Por suerte, el aliento necesario no estuvo ausente y vino de la
mano de miles de varones y mujeres que apuestan por el cambio; que desean
subvertir esas relaciones sociales basadas en la desigualdad, la supremacía del
género masculino, la marginación y el irrespeto total hacia lo diferente o que
se sale de los cánones preestablecidos. Por mi parte, continuo pensando en
cuántos, antes que Cruz, habrán querido dar ese paso tan temerario, pero no
tuvieron…
Labels: boxeo, homofobía deporte, Orlando Cruz, Red de Deportistas ÚNETE, red iberoamericana y africana de masculinidades
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