Pinar del Rio, 28 de
mayo (Tele Pinar)- Macho, varón,
masculino responden cuando preguntan qué cosa es ser hombres. ¿Sexualidad?
¿Paternidad? ¿Hegemonía? son algunas de las preguntas para las que aún ni ellos
ni nosotras mismas tenemos todas respuestas.
¿Nos gusta en realidad los hombres que nos desprecian?,
¿defender los derechos de las mujeres convierten a los hombres en gay?, ¿las
lesbianas no reproducen códigos machistas?, conforman otras de las
interrogantes que el Doctor en Ciencias Históricas, Julio César González Pagés,
director de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades y autor de
Macho, varón, masculino, intenta aclarar.
Macho, varón, masculino... ¿oriental? ¿Hay características
psico-sociales que definen a una región más machista que otra?
Toda la Isla es machista, de una punta a la otra, no lo
matiza la región. Quizás como el Oriente del país es el que más emigra, ha sido
el más satirizado. Desde el humor se exhibe a una irresponsable proyección del
hombre oriental como bruto, feo, agresivo, conflictivo. En La Habana hay muchas
situaciones de machismo y violencia, matizadas por la ciudad, iguales de
lacerantes y agresivas.
Además del mito de que los hombres "no lloran",
que "deben ser fuertes", existe el asociado a la sexualidad,
fundamentalmente con relación al tamaño del órgano sexual masculino. ¿En
realidad a las mujeres y los hombres les interesa tanto esto?
Muchas de las féminas en entrevistas nos hablaban que la
sexualidad era mucho más de cariño, de caricias, y no necesitaban el tamaño
genital. Pero en encuesta nos salía que el 85 por ciento prefieren los penes
grandes. Eso te da la magnitud de que hay un imaginario en las personas que
responde a una ideología marcada por falsos esquemas de virilidad.
Existe otra creencia de que a las mujeres les gusta la
dominación, que son "hijas de maltrato", "desechan a quienes las
quieren y aman a quienes las lastiman". ¿Es cierto?
A las mujeres no les gusta la violencia. Ellas han aprendido
y creen que eso es lo que les da placer. Lo que hacen es responder a códigos.
Incluso hay hombres que afirman que nos les place pero si no lo hacen "les
pasan por arriba". Y en ese "pasar" por encima, todos nos
pasamos unos a los otros.
Algunas investigaciones demuestran que en varios aspectos de
índole doméstica y económica, las mujeres son más machistas que los propios
hombres. Prefieren que este mantenga el status de sostén económico del hogar y
ellas cumplan las obligaciones domésticas, "ellos no lo hacen bien",
esgrimen. ¿Qué considera?
Una mujer no va a tener "dignidad" si el hombre a
su lado es "débil". Asimismo tiene una exigencia social. Todas son
normativas aprendidas. Si bien estamos conscientes de que la violencia mata, de
que el machismo es una actitud negativa, también desde las propias féminas
existe una exigencia de esa hegemonía, incluso dicen "a mí no me gusta que
el hombre pierda ese toque de macho". El machismo va más allá de ser
hombre o mujer, es una ideología que todos practicamos.
Cuba tiene el índice de divorcio más alto de América Latina,
algunos culpan de ello a las libertades alcanzadas por las mujeres. ¿Pudiera
verse así?
Cuba fue el primer país de América Latina en legalizar el
divorcio en 1918. Fue fruto de esa inconformidad de las féminas cubanas que
antes de poderse divorciar, el marido les podía ser infiel y no pasaba nada. Pero
si ella era la adúltera, podía ser muerta por el marido y este solamente
desterrado del país. Hoy día las mujeres no aguantan la bota de un hombre
encima imponiéndoles castigos, normas, costumbres que ya no desean. Si el
divorcio no es la solución para mejorar las relaciones de pareja, al menos ha
permitido defender, por parte de las mujeres, relaciones de equidad.
Haila fue una de las imágenes de la Campaña contra la
violencia de género, mas ella en sí reproduce estereotipos machistas sobre la
figura de la mujer e incita en sus canciones a la violencia contra el hombre,
como en su video clip La Mala. ¿No es contraproducente esto?
No dudo de la buena voluntad de Haila en sus acciones contra
la violencia a las mujeres. Pero si reproduces un estereotipo de imagen Barbie,
de símbolo sexual, fémina hegemónica, que maltrata a hombres puede, de cierta
forma, reproducir la violencia. Soy de unir puentes, es una artista popular y
quizás pueda reformular su propuesta. Más que desacreditarla quizás es debatir,
no censurar.
En Cuba se han estipulado muchas leyes en aras de lograr la
igualdad y contra la violencia de género. Pero en algunos campos no se nota la
diferencia ¿Va más allá de la disposición jurídica?
Las leyes no son las encargadas de cambiar las actitudes de
las personas, la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida, en Cuba
somos iguales ante la ley, pero tenemos una construcción de género que nos hace
muy desiguales.
Algunos piensan que en cuanto a la violencia contra la
mujer, las leyes cubanas son benévolas...
Las leyes son precisas, lo que falla es la aplicación.
Tenemos leyes buenas, pero son ejercidas por personas que tienen una visión
patriarcal. He visto una muchacha violentada por un masturbador, y al ir a la
estación de policía a denunciar, iba con una saya corta. El oficial le dijo
"cómo no te van a ofender si tienes esa saya". Eso es una sutileza de
género; a ningún hombre por ir en short corto, alguien lo agrediría
sexualmente. Tenemos raseros, no desde las leyes sino desde el imaginario de la
justicia. En eso tenemos que ganar experiencia, perdemos la batalla cuando no
tenemos capacitado al personal.
Hablar sobre nuevas formas de masculinidad es interpretado,
en muchas ocasiones con cambio de orientación sexual. ¿Le ha pasado?
Uff, sí (risas) Cuando se habla de una masculinidad en
crisis no se trata de la opción sexual. No se trata de debutar ahora todo el
mundo en homosexuales, en transexuales. Se trata de que se cambien patrones
innecesarios. Nosotros todo el día actuamos nuestras masculinidades. Recién
paseaba por la calle y dos hombres se saludaron y se dieron una de manotazos
que por poco se quedan sin pulmones. Eso es aprendido, hay mucho miedo a perder
la "masculinidad" y por tanto la credibilidad.
En este sentido, algunos piensan que en las relaciones
homosexuales, especialmente lésbicas, estos roles machistas terminan. ¿Ocurre
así?
En estas relaciones se reproducen los mismos códigos
machistas. La solución no está en cambiar de opción sexual, va más allá de eso.
Muchas veces quizás por la falta de divulgación que han tenido estas temáticas,
está la falsa ilusión de que en un sector se discrimina menos. Pero también sucede
que algunas veces los homosexuales varones excluyen a las lesbianas, y estas a
los transexuales. La discriminación tiene jerarquías hasta en estos grupos que
son discriminados desde la heteronormatividad. Siempre va a existir, mientras
hallan actitudes hegemónicas.
El feminismo es un movimiento que reivindica los derechos de
las mujeres. Pero existe también un denominado feminismo radical que lejos de
abogar por la igualdad de género, quiere "un cambio de poder",
"prescindir de los hombres" ¿No desvirtúa esto el propósito inicial?
He tenido broncas gigantescas con estas feministas. Me
dicen: "un hombre es un enemigo en mi fila". Estas actitudes extremas
traen dosis de inseguridad y de dogmas personales. Cuando hablemos de equidad
hay que hablar de hombres y mujeres, en igualdad. Ningún proceso ni proyecto
puede destruir a nada ni nadie.
A veces en luchas inclusivas, también se es excluyente. En
temas como feminismo, homosexualidad y racialidad se esgrime el concepto de que
no se lucha bien por la igualdad si no se padece la discriminación, y con ello
segregan también a quien no pertenece a su grupo. ¿No se puede defender a las
minorías, sin ser de las minorías?
Es un mito. A las mujeres que se atreven a ser feministas,
le dicen que no les gustan los hombres y la identifican como lesbianas, como
descalificador. Un hombre es igual, cuando intenta militar en actitudes
diferentes, dicen "este tiene algo raro, porque no le gusta lo que a todos
los demás". Por eso mismo hay que luchar contracorriente. Cuando estemos
hablando de discriminación, no centrarnos solo en un tema, no olvidarnos de la
raza, de la religión, de la diversidad sexual. Cuando le decimos ¡no! a la discriminación
es a todas, no a la que más nos atañe.
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