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Tuesday, February 10, 2009

“Masculinidades enredadas. Un debate de género.”


por: Ernesto Díaz Calderín.

Como parte de la celebración del diplomado “Género y comunicación”, con sede en el Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”, se llevó a cabo en la tarde de ayer, el taller que tuvo por nombre “Masculinidades enredadas”, con la intervención del especialista en género y coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, Dr. Julio César González Pagés.


La conferencia estuvo dirigida a un grupo de diplomantes, pertenecientes a los distintos medios de comunicación del área de Iberoamérica. La importancia de estos temas va dirigida a cómo enfocamos el tema de género dentro de las políticas de divulgación en los distintos medios de difusión masiva, teniendo en cuenta la inmediatez con que cuentan y la capacidad de promover valores y comportamientos dentro de la sociedad.

A partir de los objetivos que se persiguen con el debate de estos temas y la necesidad de lograr la ansiada equidad de género, este taller propuso enfocarse en las masculinidades y todo lo que gira entorno a lo que debe ser un hombre.


Con vistas a una mejor comprensión de las masculinidades, el Dr. Pagés, apunta la necesidad de hacer una revisión en los hombres de lo que representa ser macho, varón, masculino en el siglo XXI y todo lo que engloba la construcción social de los hombres, dígase, la violencia y la discriminación; no solo hacia las mujeres, sino hacia otros hombres que no cumplan con los parámetros socialmente establecidos y contra ellos mismos.

Para ello señala un grupo de aspectos que hay que tener en cuenta, con vistas a eliminar estas series de comportamientos. La necesidad de sensibilizar a los propios hombres sobre estos temas, a través de políticas de divulgación, de talleres y la incorporación de los hombres a los debates de género. Otro de los aspectos que señala el especialista y que es de vital importancia, es el referido la búsqueda de nuevas formas de expresión de la masculinidad alejada de la violencia y de las conductas discriminatorias.


En el marco de estos debates dentro del taller celebrado, el especialista expone cómo uno de los puntos fundamentales en la construcción de la masculinidad está asociado a lo que no se debe ser bajo ningún pretexto, se refiere a la homosexualidad, el temor de la afeminización de los hombres. Como ejemplo proyecta un video de bien público donde se demuestra el temor al contacto con los hombres que asumen este tipo de comportamientos.[1]

Agrega que desde que los niños son pequeños, se les enseña a comportarse como “varoncitos”, se les educa para que sean distintos a las mujeres, para que no lloren, que sean fuertes y se les inculca una serie de patrones conductuales asociados con la virilidad, la valentía y la osadía.
Esta educación va encaminada a que los niños no “sufran” un cambio de conductas hacia la homosexualidad, basado sobre todo en que dentro de lo que se reconoce socialmente como masculino hegemónico, no incluye a los homosexuales, aspecto que recalca una de las participantes del público presente.


Este tema responde a la existencia de un modelo hegemónico de la masculinidad, representado por lo general por el hombre heterosexual, exitoso en la conquista de mujeres, con un rol productivo, o sea el proveedor del bienestar económico el hogar. Estas características desconocen totalmente la existencia de varios modelos de masculinidades que se construyen en los distintos espacios de la sociedad y de acuerdo al contexto en el que se viva, así lo apunta el Dr. González Pagés.

A raíz de estos comentarios, resulta llamativo de la forma en que estos esquemas de la masculinidad se reproducen en la mayoría de los países del área, incluso en la península ibérica, de la cual hubo también participantes. Plantean la victimización de la mujer en la sociedad patriarcal que viven, donde son rechazadas y discriminadas totalmente por los hombres que ostentan el poder económico. Temas como la subestimación en las actividades laborales, el cumplimiento estricto de las actividades del hogar, son algunos de los aspectos que aquejan a estas mujeres y son realidades que perviven en cada una de las sociedades a las que pertenecen.


La masculinidad y la sexualidad fue otro punto medular en estos debates, el cómo las políticas de prevención de enfermedades están dirigidas a las parejas heterosexuales con lo cual excluye a las otras prácticas que existen. Además pasan por alto, en el caso de Cuba, que el índice mayor de personas infectadas con VIH son hombres que tiene sexo con otros hombres. Lo cual representa un tema complejo, teniendo en cuenta que un número de estos hombres adquiere el virus a través de relaciones homosexuales y/o bisexuales, con lo cual, agrega el Dr. Pagés, tiene su matiz de género y lo que implica la homosexualidad para los hombres, en aras de cumplir con los cánones establecidos en la sociedad patriarcal.

Apunta también, dentro de este tema, el mito que existe alrededor del órgano reproductor masculino. Este aspecto también denota y forma parte de la hegemonía masculina y se asocia con las dimensiones, lo que le garantiza el éxito en las relaciones sexuales y un poder, que aunque simbólico, le permite gozar de privilegios sociales que no presenta la mujer. Por lo general estas cualidades están asociadas a los hombres de raza negra, de acuerdo a la construcción social y a los estereotipos creados alrededor de esos hombres.


A propósito de este tema, Julio César, comenta que en un taller realizado con un grupo de mujeres muchas planteaban que no les importaba la dimensión del miembro del hombre y resaltan cualidades asociadas a los sentimientos y al placer emocional, sin embargo cuando se les aplicó una encuesta anónima, señalan que les gustaría tener relaciones sexuales con los hombres de amplias dimensiones y resaltan a la raza negra como la portadora de estos dones, una vez más evidenciando los mitos alrededor de las masculinidades y haciendo énfasis en los retos de los hombres a ser portadores de un gran miembro para garantizar el placer.

Referido a este punto, uno de los hombres presentes, asocia este fenómeno con la prostitución de los mismos en su país, Panamá. A donde van las mujeres, de procedencia europea mayoritariamente, a buscar a muchachos jóvenes y les pagan por el “servicio” que les están brindando. Lo cual denota igualmente una discriminación y la utilización de estos hombres en labores de explotación, lo cual provoca el aumento del turismo sexual. Esta vez, son los hombres los utilizados.


La paternidad también fue un factor que estuvo en el escenario de discusión en este encuentro, muchos apuntaban que existe un patrón de paternidad a nivel mundial, que incluye la educación de los hijos con vistas a reproducir los mismos esquemas machistas y discriminatorios. Se apunta también el tema de la responsabilidad de los hombres para con los hijos, aspectos como el abandono de los mismos, el protagonismo en la crianza de sus hijos, así como las leyes de licencia de paternidad, fueron algunos de los puntos mencionados.

La salud en los hombres, aspecto que está normado por el enfoque de género, así lo planteó el licenciado Daniel Alejandro Fernández González, miembro del grupo de estudios” Masculinidades en Cuba”. Apoyado en las estadísticas que reflejan que la segunda causa de muerte en los hombres es debido al cáncer de próstata. El proceso para detectar esta enfermedad en los hombres es a través del recto y lleva una penetración con el dedo, fenómeno que conlleva ala negativa de muchos hombres en el momento de someterse al examen, como resultado de los prejuicios alrededor de esta zona del cuerpo y el miedo a perder la legitimidad de su masculinidad, con la justificación de que los únicos que son penetrados son los homosexuales.


Esta reacción provoca que no se detecte a tiempo el problema y que se ponga en peligro la vida, sin saber que al ser descubierta a tiempo la enfermedad puede ser tratable, incluso rebasar la enfermedad. Lo que demuestra la construcción social y el seguimiento de un tipo de conductas conspira contra la salud de los hombres.

En este aspecto, el especialista habla también en el plano social y nos brinda una dimensión de lo que puede provocar la aspiración de la hegemonía en la masculinidad. Plantea los malestares que aquejan a los hombres, sus temores al fracaso, la inseguridad, la imposibilidad de acercarse a un amigo porque esto denotaría un debilitamiento de su personalidad como hombres y la pérdida del respeto de las demás personas. Con lo cual se tienen que mantener firmes y seguros, sin llantos y sin oportunidad de expresar lo que sienten.


La violencia, a juicio del coordinador general de la red, es el mecanismo mediante el cual los hombres han legitimado su espacio en la sociedad y el poder que tienen, no solo referido a la violencia física, también a la agresión mental a la que exponen constantemente a las mujeres. Es la vía para establecer el poder, es el recurso para no perder la hegemonía con la cual son reconocidos socialmente como hombres.

Estos son algunos de los aspectos que encierran el tema de la masculinidad, es complejo y resulta difícil vislumbrar una solución definitiva a estos problemas. El ponente, Dr. Julio César González Pagés, hizo mucho hincapié en llevar el discurso que se genera alrededor de estos temas a políticas concretas y efectivas en la sociedad, a la implementación de un programa dirigido específicamente a las masculinidades e invertir recursos en él.


Los estudios de las masculinidades constituyen un desafío para el mundo actual. Romper con los esquemas impuestos por lo que han representado los dos grandes muros de contención a estos temas, las tradiciones y la cultura, es el reto fundamental, al cual deben estar encaminados los esfuerzos. Luchar por una cultura de paz, donde la diversidad sea aceptada, nos va a llevar a ser mujeres y hombres libres y mejores seres humanos. Así concluyó la conferencia el académico González Pagés.

Notas:


[1] Este video proyecta lo que acontece en una consulta médica, donde el doctor en el momento que manda a desvestir a sus pacientes para oscultarlos, este se desviste y se les insinúa con una rosa en la mano y vistiendo ropa interior de mujer. Al final todo consiste en una cámara oculta, una broma, para demostrar el gran miedo a ser tocados por hombres que asumen comportamientos afeminados.

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