Próximo a celebrarse la semana mundial contra la violencia, la Red Iberoamericana de Masculinidades también se convierte en una de las trincheras en la lucha contra este mal de nuestras sociedades. En muchos sentidos, varios han sido los trabajos publicados con la intención de incentivar los debates al respecto.
Hemos tenido la suerte de contar con trabajos desde muchas aristas, pero lo más importante es que se han sumado a esta lucha, hombres de varias generaciones, porque si bien encontramos trabajos de reconocidos investigadores, de larga trayectoria, también aparecen esas nuevas miradas que son tan necesarias, si tenemos en cuenta que en la juventud está el futuro.
El reconocido investigador Michael Kaufman aportó “Romper los lazos entre masculinidad y violencia”, un trabajo de vital importancia para esos nuevos modelos de masculinidad que se necesita construir en las sociedades contemporáneas, a partir de la necesidad de dirigirse a los hombres e implicarlos en acabar con la violencia.
En este sentido otro de los trabajos que apareció en las últimas semanas fue “Roles masculinos y construcción de una cultura de paz” de Vicent Martínez Guzmán, una mirada que se proyecta de alguna manera a una valoración de esos roles asignados a los hombres tradicionalmente, y la necesidad de plantearse la asunción de nuevos paradigmas que posibiliten la convivencia en una cultura de paz.
Otros por su parte se han encargado de poner en tela de juicio la violencia contra las mujeres, aunque los trabajos mencionados anteriormente, tampoco escapan a esta temática, estos desde casos más particulares nos muestran uno de los fenómenos más comunes dentro de muchas sociedades modernas, lo cual requiere constantemente de la puesta en acción de varias estrategias desde todas las trincheras posibles, puesto que como ya apuntábamos es uno de nuestros males más comunes, y quizás por esto necesite de una lucha persistente que acabe de una vez y por todas con él.
En este caso algunos como “¿Por qué algunos hombres maltratan a sus parejas (mujeres)?” de Fernando Fernández-Llebrez, “Violencia masculina contra las mujeres” de José Ángel Lozoya Gómez, “La violencia hacia la mujer en el contexto doméstico” de Jorge Corsi, “Si le pego fue por algo”. Estereotipos de violencia masculina”, de Julio César González Pagés y Carlos Ernesto Rodríguez Etcheverry, son trabajos que de manera efectiva contribuyen a visualizar una vez más este tipo de problemática, desde visiones diversas, incluso, desde varios contextos latinoamericanos que contribuyen a una evaluación para la implementación de políticas efectivas.
También encontramos, “Masculinidades en juego” de Daniel Alejandro Fernández González, una mirada que tiene la intención de demostrarnos la violencia que ejercemos los hombres sobre otros hombres y sobre nosotros mismos, un aspecto que sería bueno considerar si tenemos en cuenta que aun cuando parece de los menos comunes, está presente en todos los espacios y contextos.
Creo que después de haber hecho referencia a varios de los trabajos que pretenden convertirse también en trinchera de lucha contra la violencia, sería bueno tener en cuenta entonces la necesidad de poner en práctica esas nuevas formas de ser hombre, sí, porque en estos trabajos que hemos mencionado, se nos brinda una serie de juicios y reflexiones que pretenden sensibilizarnos en este sentido, simplemente por el hecho de que sería provechoso que analizáramos que durante mucho tiempo la masculinidad que llevamos nosotros los hombres ha tenido una fuerte carga, provista de muchas condicionantes, de lo que socialmente representamos, y de cómo nos proyectamos.
Entonces, no creen ustedes que habría grandes posibilidades de que bajo esos efectos tendríamos la desdicha de encontrarnos entre torres gemelas a punto de colapsar, siempre y cuando no tengamos la suficiente valentía para romper con viejos paradigmas que solo se encargan de hacer de nuestras vidas una parodia de lo que sutilmente el famoso novelista de siglos anteriores Víctor Hugo dio título a su emblemática obra, Los Miserables.
Pensemos pues, que cuando se nos adjudican determinados comportamientos, quedamos encerrados dentro de una armadura que nos inmoviliza, que nos quita la posibilidad de una vida mejor, y que más que nada nos convierte en fieles personajes de películas de ciencia ficción, protagonistas en una vida llena de vació. Tendremos que hacer conciencia, porque un “no a la violencia” forma parte de esos nuevos discursos que tienen que convertirse en práctica diaria.
Tenemos la difícil tarea de despedazar esa coraza que hemos construido como parte de nuestra masculinidad, precisamente, porque a diario la violencia que ejercemos sobre las mujeres, sobre otros hombres y sobre nosotros mismos, nos convierte en impotentes, y si no aprendemos a ser más conciliadores y menos violentos cada día que pasa, difícilmente podamos contribuir a la construcción de nuevos modelos de masculinidad en los hombres que aun están por venir.
Creo que todas las generaciones de hombres tendríamos que hacer conciencia una vez más. Déjenme recordarles que uno de los líderes latinoamericanos más representativos, nuestro querido Ernesto Guevara, el Che, como lo conocimos todos, en una ocasión hacia un llamado a la construcción del hombre nuevo.
En una coyuntura como la que vivimos ahora, donde por suerte para toda la humanidad se hacen llamados constantes a un “no a la violencia” porque vivir sin violencia es nuestro derecho, no resulta para nada indiferente, que nosotros aquí, pluma en mano, hagamos un llamado a la construcción de nuevas formas de ser hombre, proyectar una masculinidad que nos haga merecedores de nuestras mujeres, de nuestros niños, de nosotros mismos, para que en una suerte de dicha podamos convivir en ese mundo mejor posible que aun estamos por construir.
Este es un mal, que como mencionábamos al inicio, la Red Iberoamericana de masculinidades también quiere contribuir a su erradicación, en aras de construir una cultura de paz, y no solo desde las investigaciones que hemos desarrollado, y los trabajos que ponemos a su consideración, sino que, la vida personal de cada uno de sus miembros también se convierte en otra de las trincheras de la lucha contra la violencia. Aprendamos entonces: Nuevas formas de ser hombre.
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